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El reino de Aragón fue uno de los reinos hispánicos del noreste de la península ibérica. Surgió en la región pirenaica central en 1035 tras la unión de los condados carolingios de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza.[1] Posteriormente se expandió hacia el sur, a medida que se hacía con el dominio de territorios musulmanes, hasta llegar a ocupar la superficie correspondiente a la actual comunidad autónoma de Aragón.
No debe confundirse con la corona de Aragón, conjunto de territorios de los que era soberano el rey de Aragón. En un primer momento consistían en el propio reino de Aragón más las posesiones del conde de Barcelona, y posteriormente se añadieron por conquista el reino de Mallorca, el reino de Valencia, y varios territorios en el Mediterráneo. Si bien nunca tuvo la consideración de reino, Cataluña era uno de los territorios integrantes de la Corona, y al concentrar gran peso poblacional y militar, se le solía considerar por simplificación uno de los "reinos" de la Corona de Aragón.[2]
A partir de finales del siglo XV, tras el matrimonio de los Reyes Católicos, tuvo lugar la Unión Dinástica de las Coronas de Aragón y de Castilla. Sin embargo, y a diferencia de la Corona de Castilla, la Corona de Aragón siguió funcionando como una monarquía compuesta y pactista, en la que los territorios compartían a un mismo monarca pero mantenían diferentes leyes, instituciones y maneras de relacionarse con el rey. Así, el Reino de Aragón, como los demás territorios de la Corona de Aragón, mantuvo sus fueros e instituciones hasta que en 1707, en el contexto de la guerra de Sucesión española, el rey Felipe V, primer rey de la casa de los Borbón, derogó sus fueros, abolió el Consejo de Aragón y el resto de instituciones propias, como el Justicia, la Diputación o las Cortes de Aragón, imponiendo las leyes e instituciones de la Corona de Castilla,[3] a través de los Decretos de Nueva Planta.
Aragón continuaría considerándose una división territorial de España hasta 1833, cuando Javier de Burgos estableció la división territorial por provincias, suprimiendo la división por reinos.[4] Los demás territorios de la antigua corona de Aragón también vieron abolidas sus instituciones y leyes tras los diferentes Decretos de Nueva Planta: las cortes del principado de Cataluña, del reino de Valencia y del reino de Mallorca, como las de Aragón, pasaron a partir de entonces a ser convocadas conjuntamente con las Cortes de Castilla.